Mexico celebra una fiesta religiosa arrojando toros al río y golpeándolos con palos

Los toros de Tlacotalpan nacieron para vivir tranquilos y, cuando llegara su hora, alimentar con su carne a los hambrientos. Seis toros cebúes, un tipo de res doméstica y mansa, son sacrificados anualmente para el ensañamiento popular. Porque no valen nada. Sus dueños, los ganaderos del pequeño municipio veracruzano de 8.000 habitantes, donan los ejemplares más cansados y viejos para las fiestas religiosas de la Vírgen de La Candelaria, a principios de febrero.
La violenta tradición uno de los eventos con más afluencia del Estado de Veracruz, MExico. Para agrandar el espectáculo, los toros deben cruzar un río antes de ser sometidos a una paliza. Desde 2014, el municipio tuvo que decretar un reglamento por presiones de organismos animalistas y de la Secretaría de Medio Ambiente para que el maltrato no fuera tan descarado. El único cambio desde entonces es que las reses llegan al pueblo, que es su infierno, en balsas. Hasta el alcalde, Homero Gamboa, ha reconocido que no ha cambiado nada: “Pese a las campañas de concientización sobre el cuidado del toro, muchos asistentes desacatan las normas e intentan golpear a los animales”.

Van cruzando de uno en uno. En cuanto llegan al pueblo deben salir del agua, arrastrados por una cuerda por cientos de asistentes, y correr tras ellos. Aunque no puedan ni quieran, porque son de origen manso y tranquilo o porque acaban de atravesar el Papaloapan, la segunda cuenca hidrográfica más importante del país. Generalmente llegan cansados y apenas se mueven. Es ahí cuando comienzan los golpes más fuertes de la gente ansiosa por que su fiesta no la eche a perder un astado de 800 kilos

Las asociaciones defensoras de los animales consideran que el nuevo reglamento es demasiado blando: “Se debe prohibir y erradicar de nuestra sociedad, especialmente de festividades religiosas que deberían tener como objetivo inculcar en la gente valores positivos”, señalan en un comunicado conjunto AnimaNaturalis México, PATAS y Proyecto ARPA.
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